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miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuando el Estado nos dice que una gota de agua es lo mismo que un océano.

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Hace apenas unos días, nos enteramos de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México (SCJN), tuvo la oportunidad de emitir un fallo socialmente útil y progresista para el país en materia de salud pero, como siempre, al tratarse de un tema polémico con implicaciones religiosas, prefirieron ahorrarse los problemas y terminaron dejando las cosas como estaban para atenderlas (quizás) en otro momento.

Y es que la SCJN emitió un dictamen que no sirvió absolutamente para nada, con la excepción de darle vueltas al asunto. La SCJN solamente “desestimó” o sea, que ni condenó, ni aprobó, simplemente tomo nota del caso, hizo como que hizo algo, archivó el asunto y lo guardo en la tradicional congeladora burocrática.

El dictamen al que me estoy refiriendo la inmensa mayoría de medios de comunicación la identificó como el dictamen que avaló la ley antiaborto en el estado de Baja California, algo por demás curioso, puesto que la SCJN NO avalo ninguna ley antiaborto.

La responsabilidad que la SCJN tenía, era de emitir un fallo ya sea a favor o en contra (cosa que no hizo) sobre el recurso de  inconstitucionalidad del artículo 7° de la constitución política del estado de Baja California, la cual, establece un derecho para “individuos” que todavía NO EXISTEN, obligando a la Procuraduría de los Derechos Humanos y Protección Ciudadana de éste estado a “proteger” ese derecho, sin embargo, fue precisamente esta instancia la que presentó el recurso de inconstitucionalidad ante la SCJN.

Veamos entonces que dice el artículo 7 de la Constitución Política de Baja California:

ARTÍCULO 7.- El Estado de Baja California acata plenamente y asegura a todos sus habitantes las garantías individuales y sociales consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como los demás derechos que otorga esta Constitución; de igual manera esta norma fundamental tutela el derecho a la vida, al sustentar que desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural o no inducida.

El conflicto en todo éste asunto es que:

Según la constitución Federal de México los únicos que tienen derechos son las PERSONAS, lo que significa que los animales, los vegetales, los CIGOTOS, las bacterias u otros seres vivos no tienen derechos, si los tuvieran, se les reconocería su derecho en la constitución.

Así mismo la constitución de Baja California a los cigotos los considera individuos (o sea, personas) desde el momento de la concepción. Otorgándoles, a pesar de que no son lo mismo, el mismo derecho que las personas.

En México, ninguna ley o constitución local debe estar por encima o contravenir a la constitución federal, por lo tanto si en la constitución federal NO se define desde cuando comienza la vida, ningún estado de la federación puede hacerlo. Sin embargo en Baja California (y en otros 17 estados de la república) tuvieron la buena puntada de inventarse que la vida “comienza” desde la concepción.

Así mismo si la constitución federal y los tratados internacionales le otorgan calidad jurídica a los individuos desde el momento que nacen, significa que ningún estado puede contravenirla, como en este caso en el que le confieren derechos a “personas” NO nacidas.



Por lo que la constitución de Baja California además de contradecir la constitución federal, establece dos estupideces bastante graves:

1.- Le da a un cigoto exactamente el mismo derecho que a una persona, lo que de manera explícita significa, que UN CIGOTO ES EXACTAMENTE LO MISMO QUE UNA PERSONA.

2.- Establece tácitamente que la vida humana comienza desde la fecundación.



Con respecto a lo primero en la que se equipara a un cigoto (huevo) con un ser humano, el argumento es por demás ridículo y falso.

Esto es equivalente a decir que las pepitas son exactamente lo mismo que las calabazas, que las semillas son lo mismo que los arboles y que estos a su vez son lo mismo que los frutos, que una oruga es lo mismo que una mariposa o que el jugo de alguna fruta es lo mismo que su licor. Algo común que se requiere para que una forma de organismo adquiera otra forma, es el transcurso del TIEMPO, algo que en términos populares se le conoce como maduración o crecimiento.

En biología del desarrollo a la descripción de todo el proceso de “maduración” que presenta un organismo en determinados periodos de tiempo se le conoce como ontogenia y en el caso de la reproducción humana, se conoce muy bien su ontogénesis, tan bien que hasta se han elaborado graficas detalladas y coloridas como esta:

[ 1 ]


Desde el momento de la concepción hasta 12 semanas después (al menos), ocurre la transformación de cigoto a embrión  y a feto, pero a ese organismo no se le puede considerar todavía un ser humano, por la simple y sencilla razón de que NO LO ES.

2 ]

Embrión humano en la 7° semana

¿Acaso esto es una persona?

Un cigoto (o huevo), resulta de un proceso que en biología se le conoce como fecundación y ocurre cuando un gameto masculino (espermatozoide) se une con un gameto femenino (ovulo), después de la fecundación el cigoto comienza a dividirse,  ocasionando un incremento en el número de células, a estas primeras células se les conoce como blastómeros.

[ 3 ]


En resumen, un cigoto no es otra cosa que un cumulo de células indiferenciadas. Física y químicamente NO SON EQUIVALENTES A UN SER HUMANO.

Hay que recordar que las células son en biología las mínimas “partes” que conforman el “todo” de un organismo, por lo tanto, no pueden considerarse a las células que forman parte de la estructura de un humano de la misma forma a que si se tratase del humano completo. Esto es como si usted considerara a un tornillo exactamente igual que al automóvil del que forma parte.

Que una ley como la de Baja California en términos jurídicos equipare a un cigoto con una persona, solamente tiene sentido práctico en un universo en el que usted compraría una póliza de seguro contra el robo de un tornillo, motivado por “las mismas” razones por las que usted asegura su automóvil, tal como si no hubiera NINGUNA DIFERENCIA.

Por lo pronto, decir que el aborto de un embrión o de un feto es lo mismo que el asesinato de una persona, es absolutamente falso.

Ahora, técnicamente y según el precepto que establece la constitución política de Baja California, tanto los condones como las toallas femeninas no son otra cosa que simples “ataúdes” por lo que cuando usted se pone a ver una película pornográfica, una ley que “protege a la vida” como esa lo condenaría por estar cometiendo “genocidio”.


La vida comienza desde la fecundación.

Esto es monumentalmente falso, tanto los óvulos como los espermatozoides se encuentran vivos de manera previa a la fecundación. O sea que la vida ya existe desde antes de la concepción.

Razonamiento discontinuo, clásico del fanatismo religioso


En el ensayo "Conozca a mi primo el chimpancé" Richard Dawkins nos dice:

"Los partidarios autodenominados pro-vida, y otros que se dedican a debates absurdos sobre donde exactamente en su desarrollo el feto "se vuelve" humano, exhiben la misma mentalidad discontinua. Es inútil decirles a esas personas que, dependiendo de qué características te interesen, un feto puede ser "medio humano" o "un centésimo humano". "Humano", para una mente discontinua, es un concepto absoluto. No puede haber término medio."

Éste tipo de razonamiento que Dawkins lo señala como “discontinuo” o como “ética de doble creación de estándares”, en términos filosóficos (o sea, en jerga escéptica), se le conoce como "la falacia del continuum" o falacia de continuidad, también es conocida como la falacia “del montón”, la falacia “de la barba” o la falacia “del calvo”.

Sin embargo, casi siempre esta falacia sale a colación precisamente cuando se trata con fanáticos religiosos el tema del aborto, por lo que también se le puede conocer como la falacia “pro-vida”.

Una falacia “pro-vida”, consiste en asumir que pequeñas diferencias en una serie continua de sucesos son irrelevantes, o que posiciones extremas, conectadas por pequeñas diferencias intermedias, son la misma cosa porque supuestamente no podemos establecer un límite objetivo para el cambio.

Esto significa que todavía hay personas “pro-vida” que piensan que es IMPOSIBLE distinguir entre dos extremos, cuando los elementos intermedios presentan cambios sutiles. O sea que normalmente se puede distinguir perfectamente entre una gota de agua y un océano, pero si usted le quita una gota de agua al océano, éste seguirá siendo océano, si le quita otra gota es lo mismo, y así sucesivamente de tal manera que se le puede quitar muchas gotas de agua a un océano pero que es IMPOSIBLE saber hasta que numero de gotas dejara de ser un océano.

De manera contraria si usted tiene una gota de agua, y comienza a agregarle otras gotas va a llegar a un punto en el que supuestamente es IMPOSIBLE saber cual gota es la que convierte a un montón de gotas en un océano.

Por lo tanto la falacia “pro-vida” suele afirmar:

a) Que no existen diferencias entre los extremos.

b) Que, si existen, cualquier límite que pretendamos establecer será arbitrario.

Estamos ante cambios graduales. Se pueden apreciar perfectamente las posiciones extremas, el principio y el final, pero aparentemente no podemos señalar con precisión el límite donde se pasa de un extremo a otro: ¿dónde comienza el océano? Por supuesto que existe un límite, a ese tipo de límite se le conoce como umbral, y los umbrales nos sirven para diferenciar el cambio.

Aunque estemos ante un evento continúo en el que las más pequeñas variaciones son imperceptibles, siempre existe un punto (umbral) en el que una pequeña diferencia determina un cambio decisivo.

Con este tipo de falacia de continuidad, los fundamentalistas religiosos arguyen que, siendo graduales los cambios del embrión humano y dado que al nacer se es una persona, para evitarse problemas (dijera la SCJN) lo mejor es considerarlo así desde el momento de la fecundación, puesto que según ellos es IMPOSIBLE y además sería arbitrario o criminal establecer el umbral entre ambas.

Para desgracia de los fundamentalistas religiosos para la ciencia no ha sido imposible determinar todos los umbrales prenatales entre un cigoto, un embrión, un feto y un bebe por lo que se sabe con CERTEZA que un feto a la edad de 12 semanas no cumple los requisitos para ser considerada una persona.

Una gota de agua no es lo mismo que un océano, de la misma manera que un cigoto NO es lo mismo que una persona, que no conozcamos con precisión de cronometro el umbral en el que se producen los cambios no significa que las cosas no cambien, sin embargo, por alguna razón algunas personas “pro-vida” creen que esta falacia no existe cuando hablan de la igualdad entre gametos fecundados y personas. Pero bueno, ni hablar, ¿a quién le sorprende este tipo de razonamiento?

Por cierto y a todo esto

¿Qué es una persona?


Intentando responder esa pregunta se crea uno otra pregunta, lo que significa que entra uno a terrenos de la filosofía, a pesar de ser muy interesante, no abundare en ello.

Las preguntas son

¿Cuál es la diferencia entre “ser humano” y “persona”?

"ser humano" y "persona". ¿Son equivalentes?

¿puede haber personas que no sean humanas?

¿Puede haber humanos que no sean personas?

Tal como lo dije, no abundare en esto, por lo que simplemente utilizare las definiciones convencionales, las cuales nos dicen que:

El concepto de persona es un concepto cultural. Se nace humano y se llega a ser persona.

Para que un “ser humano” se considere una “persona” se requiere que el “ser humano” tenga autoconciencia, capacidad para pensar, tener sentido del bien y del mal, sentimientos, etc.

En otras palabras una persona es más que un ser humano, es un ser humano con una capacidad mínima de actividad cerebral.

Esta peculiaridad de que las personas se caracterizan por su vida mental, es la que valida el concepto de "muerte cerebral" de la medicina moderna: un ser humano puede estar vivo con daño cerebral o en estado vegetativo sin que sea la persona que fue.

Por eso, aunque a un cigoto se le llegara a considerar (sin conceder) que es un “ser humano”, no podría ser considerado una persona, ergo, al menos en México un cigoto no puede tener derechos y mucho menos los mismos derechos que las personas.


Algunas curiosidades.

En el pasado la Iglesia Católica no afirmaba que la vida humana iniciaba con la fecundación. Al parecer en aquel entonces los clérigos tenían mayor imaginación que los fanáticos religiosos actuales, por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, sostenía que el feto de un varón se hacía un ser "animado" (en otras palabras, adquiría un alma) cerca de los 40 días después de su concepción. También afirmaba que las mujeres eran más lentas para adquirir un alma y necesitaban 90 días para poder dotarse de una.

Curiosamente la Iglesia Católica no consideraba homicidio la interrupción del embarazo en el primer trimestre, según como fue adoptado en el Concilio de Vienne (Francia) en 1312, fue solo hasta 1869 que se estableció la prohibición, dado que en esta época ya eran visibles los gametos bajo el microscopio, y muchos estudiosos creían que estos gametos contenían personas en miniatura u "homúnculos".

Un saludo para todos.


En la elaboración de éste articulo se utilizó información de las siguientes


REFERENCIAS:




Imágenes tomadas de Wikipedia; Autores:  [1] Mikael Häggström [2] Ed Uthman, MD [3] Gema Labrador Herrera

2 comentarios:

  1. Espero que no te enojes por lo que voy a comentar, y sobre todo no pienses que soy un reaccionario y recurras a ataques ad homminem, tal y como hace un tal Daniel Zepeda.

    Pero la realidad es que la vida de una persona SI empieza en el momento de la fecundaciòn. ¿Por què? Bueno, porque SIN esa fecundaciòn, no habria formación de cigoto, de embrion,y de feto y por lo tanto una persona no existiría. Tu y yo nacimos, y el 100% de los humanos del planeta tambien, gracias a una fecundación.

    En cuanto a lo que dices sobre el cigoto,bueno, si, no es una persona desarrollada, sin embargo,SI es una etapa en EL DESARROLLO de UNA PERSONA, y a partir de él se formará esta última.
    Por lo tanto la vida de un ser humano SI EMPIEZA EN LA FECUNDACION.

    Atte.
    Victor Martinez

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  2. Hola Victor, espero que no seas tú el que se ofenda con lo que te voy a decir.

    Pero tu argumento de que la vida de un ser humano comienza desde la fecundación es totalmente falaz.

    Por dos razones, primero: en la realidad, existen algunas enfermedades que provocan abortos naturales, es decir, que en etapas tempranas algunas madres, desechan ya sea el embrión o el feto, en otros casos, resulta que el feto no recibe nutrientes y muere en el interior de la madre, lo que significa que una fecundación no necesariamente se transforma en vida.

    Asi mismo si dijéramos lo anterior en términos religiosos, significa que en la realidad “Dios” provoca más abortos naturales, que los que ocurren de manera inducida por algunas mujeres, lo que nos lleva a preguntarles a los religiosos entonces ¿por qué condenan el aborto? Siendo que en la “realidad” Dios está “asesinando” más “personas” que las mujeres que abortan.

    Un ser humano está formado de millones, de millones de millones de células, un cigoto está formado de algunas cuantas células, ergo, NO son lo mismo, por más que se pretenda decorarlo.

    Un cigoto, un embrión y un feto, son organismos pluricelulares, pero no con la cantidad necesarias para que un organismo se considere una persona, ergo, un cigoto, un embrión y un feto, NO son una persona.

    Cuando dices que un cigoto, un embrión y un feto, SON una persona pero en su fase de desarrollo ESTAS MINTIENDO, puesto que primero necesita existir el ser humano para que posteriormente pueda desarrollarse.

    Aquí en este caso se debe de considerar al cigoto, al embrión o al feto como POTENCIALES Y POSIBLES personas, y NO como lo planteas de manera falaz tú, al decirlo de manera opuesta, asumiendo por default que ya existe de facto una persona pero que está en crecimiento.

    Digo yo sé que se oye bonito, pero una semilla no es lo mismo que un árbol, desde un extremo donde se es semilla hasta el otro extremo en que finalmente se transforma en árbol, hay un tramo bastante largo, de hecho, si te fijas en algunas especies de árboles, cuando liberan sus semillas, no arrojan una sola semilla, tienen que arrojar decenas de estas, puesto que se sabe que en la realidad de todo el puño solamente una o cuando mucho dos, se van a lograr sino es que ninguna.

    En ese caso no decimos que las semillas son arboles en pleno desarrollo y que la vida de un árbol comienza desde que es una semilla ¿o sí?

    La vida de cualquier organismo, siempre se considera como tal desde el momento en que ese organismo comienza a existir, nunca antes.

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